Un
investigador informa sobre el éxito en un pequeño estudio para revertir los
problemas de memoria asociados con la enfermedad de Alzheimer en etapa inicial,
mediante el uso de un complejo programa de cambios en el estilo de vida,
complementos y hormonas.
De los
primeros diez pacientes tratados, en nueve se observaron mejoras en la memoria
en un plazo de tres a seis meses, según el Dr. Dale Bredesen, profesor de
neurología de la Universidad de California, en Los Ángeles, que desarrolló el
programa.
El
régimen completo conlleva 36 componentes, y se personaliza para el individuo,
explicó Bredesen. En general, conlleva cambios en la dieta como eliminar los
carbohidratos simples y la comida procesada; el ejercicio regular; la reducción
del estrés; unos buenos hábitos de sueño; complementos como el aceite de
pescado, la curcumina y la vitamina D, y en algunos casos, terapia hormonal.
En la
edición de septiembre de la revista “Aging”, Bredesen describe los casos de
diez pacientes que se sometieron a la terapia, la mitad de los cuales habían
sido diagnosticados con deterioro mental (cognitivo) leve o Alzheimer en etapa
inicial.
Los
demás tenían un Alzheimer más avanzado o deterioro cognitivo
"subjetivo", en que las personas tienen unas puntuaciones normales en
las pruebas de la memoria y del pensamiento, pero se quejan de problemas en la
vida cotidiana.
El
único paciente que no respondió a la terapia tenía Alzheimer avanzado, dijo
Bredesen. El Alzheimer, la forma más común de demencia, es una enfermedad
cerebral progresiva y sin cura.
"Obviamente,
se necesitan estudios de mayor tamaño", enfatizó Bredesen. Afirmó que las
vidas diarias de los pacientes habían cambiado mucho. Varios que habían tenido
que renunciar al trabajo habían vuelto a trabajar, anotó.
Otros
expertos afirmaron que los hallazgos son "interesantes", pero
instaron a tener cuidado. "Es demasiado pronto para sacar alguna
conclusión de esto", dijo Heather Snyder, directora de operaciones médicas
y científicas de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association), en
Chicago. "Plantea muchas preguntas que se deben explorar en estudios más
grandes".
El Dr.
James Galvin, profesor de neurología del Centro Médico Langone de la NYU en la
ciudad de Nueva York, se hizo eco de esa opinión. "No critico el
concepto", planteó Galvin. Los factores a los que se dirige el programa,
que incluyen la dieta, la actividad física y la inflamación crónica en todo el
cuerpo, tienen validez científica, señaló. Pero, Galvin añadió, es difícil
evaluar las terapias específicas, sobre todo los complementos, basándose solo
en estos informes de casos. "No hay suficiente información para comprender
por qué se eligieron estas cosas, ni cómo se eligieron las dosis", anotó
Galvin.
Los
complementos incluyeron curcumina, las vitaminas B12 y D3, aceite de pescado,
aceite de coco, resveratrol, la coenzima Q10 y la ashwagandha, una hierba que
se utiliza en la medicina india tradicional.
Se ha
demostrado de forma individual que algunas de esas terapias no confieren
beneficios contra el declive mental, anotó Galvin. Pero Bredesen dijo que la
clave son los efectos combinados de las terapias.
Según
Bredesen, el programa se basa en años de investigación de laboratorio sobre lo
que sucede en el cerebro a medida que las personas pasan de unos problemas
leves de memoria a demencia en toda regla.
Bredesen
dijo que teoriza que el Alzheimer surge de un "desequilibrio" en el
sistema de señalización del cerebro. En un cerebro sano, según la teoría,
ciertas señales respaldan a las conexiones nerviosas y a la formación de los
recuerdos, mientras que otras señales ayudan a borrar la información
irrelevante. Pero cuando las personas tienen un declive cognitivo, ese
equilibrio se pierde.
Desde
esa base, Bredesen y su laboratorio desarrollaron el programa de 36 puntos. No
es un programa general para todo el mundo, enfatizó Bredesen. "Cada
persona tiene una química distinta", dijo. "Y medimos docenas de
parámetros en cada paciente".
Los diez
pacientes de este informe han recibido un seguimiento que va desde los tres
meses hasta los 2.5 años. La mujer a la que se ha seguido durante más tiempo,
que fue diagnosticada con un deterioro leve y que ahora tiene 70 años,
"todavía sigue bien", afirmó Bredesen.
Algunos
componentes de su programa incluyeron: Eliminar el gluten y la comida
procesada, y comer más frutas, verduras y pescado no de piscifactoría para
abordar la inflamación y los niveles de insulina; yoga y meditación para
reducir el estrés; melatonina para ayudar a alargar su periodo de sueño a 7 u 8
horas cada noche; aceite de pescado; las vitaminas D3 y B12, y terapia de
reemplazo hormonal.